La inteligencia humana es una maravilla de la evolución: adaptativa, creativa y profundamente ligada a nuestra mortalidad. Con cada generación, los humanos construyen colectivamente sobre el conocimiento de sus predecesores, pero la inteligencia individual se reinicia con el paso de la vida. Mientras tanto, la inteligencia artificial (IA) se encuentra al borde de un cambio de paradigma, donde su capacidad para aprender y mejorar puede no solo rivalizar, sino potencialmente superar las capacidades humanas con el tiempo. La interacción entre estas dos formas de inteligencia plantea preguntas profundas sobre el futuro del aprendizaje, la creatividad y la innovación.
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